XOXO

Parece que siempre es así: justo cuando decides poner un punto final, un signo de exclamación vuelve a salir de tu pluma. La cabeza grita "basta, ya es suficiente", pero el cuerpo, una criatura traicionera, simplemente no está al tanto de las órdenes. Y otra vez la noche, otra vez las mismas palabras, la misma piel, el mismo guion, en el que ambos son como actores atrapados en un mismo escenario sin ensayos ni final. Todo parece obvio: las banderas hace tiempo que se pintaron de rojo, las puertas están cerradas de golpe, e incluso las oraciones, esas mismas "para no aburrirse", ya no funcionan. Pero hay una fuerza de atracción de la que no te salvan ni el orgullo ni el modo "en el avión". Solo dos personas que intentaron desenamorarse durante demasiado tiempo. Y ahora todos se despiden, exclusivamente hasta la próxima noche en vela.