GİBİ

Volar al cielo sin garantía de un aterrizaje suave. Abajo ruge el caos, en la cabeza hay un zumbido de pensamientos y una eterna disputa entre quien se consume y quien se levanta de nuevo de las cenizas. Todo parece en llamas: los días, las palabras, los intentos, incluso la fe en que "todo estará bien". Pero entre líneas asoma una sonrisa, tan obstinada que parece decir: "Sí, me quemo, pero hermosamente". La música fluye suavemente, como la respiración después de una tormenta: un poco ronca, pero viva. No hay queja en ella, solo una aceptación cansada y una pizca de orgullo por el hecho de que, a pesar de toda la ceniza, aún queda luz en su interior. Aunque esté ligeramente derretido.