chẳng phải tình đầu sao đau đến thế

El otoño decidió jugar al drama de nuevo: las hojas giran, la lluvia susurra sobre la eternidad y el corazón, por alguna razón, ensaya el papel de roto por primera vez. Aunque ya hay experiencia, el diploma con honores en la materia "no enamorarse demasiado" se obtuvo hace mucho tiempo. Pero, al parecer, la vida está organizada de tal manera que incluso el segundo, el tercero o el quinto sentido se ponen el uniforme escolar y van a hacer el examen de nuevo, con los mismos ojos ingenuos y manos temblorosas. En algún lugar entre el último mensaje "vive bien, mi querido" y el silencioso "gracias" se esconde la forma más honesta de amor: la que sabe dejar ir. No con patetismo, sino con ese ligero, casi invisible chasquido en el pecho, cuando te das cuenta de que no es el primer dolor, pero por alguna razón, de nuevo es nuevo. Tal vez sea por la lluvia. Quizás sea simplemente que el corazón es un romántico incorregible que siempre cree que esta vez será diferente.