Festival

El viento cálido pasa las páginas de la primavera: aún no es verano, pero ya no es pasado. El sombrero vuela hacia el cielo, como si también hubiera decidido escapar de la seriedad, y con él, los restos de viejos rencores y mensajes no enviados. Todo a su alrededor es un poco absurdo, descuidado, como el primer beso después de una pelea: un poco incómodo, pero precisamente ahí reside la vida. Los sonidos fluyen suavemente, como la lluvia que acaba de terminar, y de repente las calles brillan y el aire huele a la oportunidad de empezar de nuevo. Aquí no hay drama, solo una tranquila aceptación de que el tiempo pasa, la gente cambia, pero el encuentro tendrá lugar de todos modos. Aunque sea en la esquina de la misma ciudad donde una vez se rieron bajo un repentino aguacero de abril.