Fingo&Spingo

Como si todo el mundo hubiera apretado los puños y fingido que todo estaba bajo control. El rostro sereno, la voz sin temblor, solo los dedos traicioneramente marcan el ritmo en el muslo, como si estuvieran tecleando un código de alarma. En el aire huele a hierro y adrenalina, donde el miedo se disfraza de coraje y el cansancio es solo mala iluminación. Todos fingen que se mantienen firmes. Que así es como debe ser: falso, pero con confianza. En algún lugar entre la aguja y el micrófono, entre el deber y el agotamiento, se esconde ese límite. Cuando ya no sabes qué te impulsa: la fe, la ira o la costumbre de sobrevivir. Pero sigues adelante de todos modos. Porque no puedes caer primero cuando detrás de ti hay una fila de personas esperando que aguantes. Y sí, tal vez la noche no te dé la respuesta, pero te mostrará honestamente quién está fingiendo y quién realmente está fingiendo.