¿Qué Nos Pasó?

El hogar es un escenario donde el amor se sirve con una guarnición de ira y champán: se oyen gritos tras la pared, risas en algún lugar cercano, y la pasión huele como si detrás de ella se escondiera el peligro. Aquí, los ángeles y los demonios comparten el sofá, el sexo se convierte en un medio de venganza y los rumores de los vecinos se convierten en un juez innecesario. Todo suena fuerte, como si la ciudad nocturna hubiera decidido escuchar el drama familiar y aplaudirlo al mismo tiempo.

En el interior, la contradicción: el orgullo y el código callejero se entrelazan con promesas del tipo «lo construiré todo para ti», y la verdad parpadea como un letrero de neón en medio de un charco. La ironía es que los sueños de lujo conviven con la herida real, y el ritmo recuerda obstinadamente que se puede amar y destruir al mismo tiempo. Duro, apasionado y desesperadamente humano, de tal manera que dan ganas de compadecerse y bailar al ritmo de la música al mismo tiempo.