BWL

Cuando el rap se convierte en una lección sobre economía callejera y la palabra «balance» no se refiere a los chakras, sino a la cuenta bancaria. Todo brilla como el barniz de un salón de cuero: ironía en lugar de grandilocuencia, contabilidad en lugar de drama. Entre bromas sobre débito y crédito se cuela la filosofía del ocio exitoso: cuando la vida parece un caos, pero las cuentas siempre cuadran.

Cada estrofa es como un caso de negocios con variables absurdas: Ferrari, Babybel y Debitel. Una mezcla de estupidez y genialidad, donde bajo la apariencia de un rap sobre alardes se esconde la burla del propio sistema. Porque en un mundo en el que incluso los delincuentes han pasado por un curso de BWL, solo queda una cosa: ganar dinero y reírse más fuerte que nadie.