Heut ist wieder Samstag!

El sábado vuelve a llegar, como un viejo amigo que cada vez promete «solo una cerveza», pero acaba bailando sobre la mesa y con recuerdos perdidos del jueves. Todo sigue el mismo guion: el lunes, autoengaños; el martes, café y arrepentimiento; el miércoles, la tímida esperanza de que ahora todo está bajo control... y, de repente, el viernes vuelve a asomar la cabeza.

Suena fácil, como las burbujas en una copa, y descarado, como la risa a las tres de la madrugada. No se trata del sentido, sino del respiro. De lo bueno que es olvidarse por un par de horas de quién eres en la vida cotidiana y simplemente dejarte llevar por el ritmo. En este eterno «hoy es sábado otra vez» hay una extraña terapia: la vida no tiene por qué ser profunda, a veces basta con poner música y dejar de pensar en qué día es hoy.