Keep On Boogiin'

A veces, la vida es como un escenario después de una tormenta: mojada, ruidosa, llena de charcos, pero hay que seguir bailando. Aunque las suelas estén gastadas, el vestido lleno de polvo y el pelo huela a lluvia, el ritmo sigue vivo en algún lugar bajo la piel. No se puede quemar ni eliminar, aunque haya que bailar por cada centavo y seguir el ritmo al compás del dolor.

En cada golpe, un «vivo» ronco; en cada paso, un «no me rindo». No es gracia, sino terquedad; no es un espectáculo, sino la costumbre de levantarse, aunque todo a tu alrededor se haya derrumbado. Y si el destino intenta frenarte, siempre puedes simplemente subir el volumen y convertir tu caída en un redoble de tambores.