Dracula

La noche en que el mundo parece un poco falso, como si alguien hubiera subido el brillo y el contraste. Las calles brillan como en una película donde el héroe es demasiado guapo para ser real. El aire huele a arrepentimiento y gasolina, y el cielo se vuelve traidoramente azul lentamente. Quiero esconderme del amanecer, como de un testigo incómodo, no ver cómo la luz disipa la ilusión. Hay una magia especial en intentar escapar de la mañana, cuando de todos modos te alcanzará. Cuando los amigos te llaman al coche y por dentro todo te dice: "Espera, aún no he terminado con la noche". Y aunque es gracioso sentirse como Drácula corriendo, sigues corriendo, no del sol, sino de tener que volver a ser tú mismo. Y mientras tanto, oscuridad, música y esa misma línea entre la locura y la libertad. Cuando cada momento vivido brilla con un brillo peligroso, y, maldita sea, la vista es realmente impresionante.