CUL8R

Antes, el corazón latía con fuerza con cada notificación, y ahora solo con el bajo de los altavoces de la discoteca. La pista de baile se ha convertido en psicoterapia, y las risas de los amigos, en el mejor filtro contra los viejos sentimientos. No hay llamadas «por costumbre», ni interrogatorios nocturnos con emociones a todo volumen. Ahora solo hay alcohol ligero, confianza a gritos y un poco de complacencia, esa que llega cuando te das cuenta de que has exhalado, has soltado y hasta disfrutas.

El drama amoroso ha terminado, pero no de forma trágica, sino más bien como una serie de televisión en la que el final es predecible, pero la banda sonora es genial.