Warrior

En algún lugar entre la vulnerabilidad y el acero, está esa sensación de que la piel arde por la cercanía, pero en el pecho sigue latiendo la cautela. Las palabras se rompen como trozos de hielo, pero debajo hay metal fundido de confianza. Todo se derrumba y se reconstruye al mismo ritmo: el corazón, el cuerpo, la música. El amor aquí no es un campo de batalla, sino más bien una arena de entrenamiento donde aprendes a aguantar los golpes y no perder la suavidad. Cada acorde parece calentar el aire hasta que el mundo se vuelve transparente por el calor. Y de repente te das cuenta de que ser un guerrero no significa luchar. A veces se trata simplemente de seguir siendo uno mismo, incluso cuando todo a tu alrededor arde.