Back to Me

La memoria es algo extraño. A veces conserva el olor de una plancha vieja y la canción que cantaba mi madre junto a la cocina, y otras veces borra rostros como si nunca hubieran existido. Y parece que vives, sigues las reglas, trabajas, cierras la puerta, pero por dentro ya no eres ese temerario que antes manejaba la vida como un vaquero con su lazo. Todo se ha vuelto más lento, más suave, más cauteloso.

Pero en este cansancio hay algo familiar, como una mano cálida que te sujeta con fuerza los dedos, impidiéndote desintegrarte en el «ayer» y el «mañana». Y quizá sea en esos momentos cuando comprendes que la verdadera fuerza no está en la vuelta que has dado, sino en no haber olvidado por qué corrías.