the time

Parece que el aire de esta noche se embriaga con la música. Todo a nuestro alrededor se ve ligeramente difuminado: las luces, los rostros, los pensamientos... y eso hace que incluso sea más fácil respirar. En la copa no hay solo una bebida, sino el permiso para vivir sin vergüenza, para no recordar nombres, para no mirar el reloj. Aquí nadie le debe nada a nadie, salvo el placer de estar en la misma onda.

El pulso coincide con el bajo, la mente se desconecta en algún lugar entre el trago y el ritmo. Todo lo importante se reduce a un simple hecho: ahora mismo, todo está bien. Después se podrá volver a fingir ser una persona seria, pero por ahora la noche comparte generosamente su olvido. Y este es, quizás, el mejor intercambio posible.