Run That Back

Una noche ruidosa, densa como el aire sobrecalentado después de una fiesta, donde ya no importa quién es amigo de quién, quién está enamorado de quién y quién se ha llevado el último hielo del bar. Todo se disuelve en los bajos y, un poco, en el alcohol. El pulso se adapta al ritmo y los pensamientos se derriten como el plástico al sol. Todos fingen que no les importa, y tal vez, por primera vez, sea verdad.

Gafas de color rosa, planes arrugados para el lunes y un altavoz demasiado alto junto a la ventana: todo esto conforma una pequeña eternidad, cuando «un poco más» dura hasta el amanecer. El mundo ruge, se sobrecalienta, se ríe, y le da igual quién va a limpiar todo este caos después. Ahora mismo hay calor, música y la sensación de que se puede ser nada más que luz en la oscuridad.