Tańcz, Mamusiu, Tańcz

Por fin se nota cómo la fiesta ha hecho comprender a las olvidadas heroínas que el placer pospuesto es también una forma de tristeza. Bajo la tenue luz de los focos, los ojos ahumados brillan, las uñas rojas vuelan, y todo este mosaico teatral convierte de repente una noche normal en una pequeña revolución con el mando a distancia en las manos: no posponer la risa, no guardar el baile «para más tarde». Una ligera ironía en cada paso, como si el mundo concediera un respiro a la despreocupación adulta y permitiera volver a ser brillante, incluso si hasta ahora todo a nuestro alrededor era «de plástico».

Las miradas recogidas como monedas en una hucha, listas para ser rotas con un solo giro seguro en la pista de baile. Adelante y atrás, a la izquierda y a la derecha: la simple geometría de la libertad, y el derecho a ella se proclama de repente con una voz que no pide permiso. Es cálido y un poco divertido ver cómo la precaución anterior se disuelve en el ritmo: aquí no se trata de drama, sino del derecho a una pequeña felicidad con el brillo del pintalabios y el baile hasta el final de la canción.