Platzangst

A veces, el amor no se trata de abrazos, sino de una distancia cautelosa. Cuando quieres disolverte en otra persona, pero por dentro todo se contrae, como si el corazón no fuera un órgano, sino una habitación estrecha sin ventanas. La luz parpadea, el aire zumba con tus propios pensamientos, y cada intento de dejar entrar a alguien termina en un eco tan fuerte como el miedo.

El mundo alrededor brilla con luces, pero por dentro hay oscuridad con pulso. Todo está demasiado cerca, demasiado fuerte, demasiado real. Y no hay forma de escapar de ello, ni con la lógica ni con la música. Solo quieres que alguien se quede cerca, sin entrar. Porque más cerca ya duele, y más lejos está completamente vacío.