EL TOQUE

A veces, la fuerza no está en los truenos y las tormentas, sino en un toque ligero, casi ingrávido, pero que hace que todo se ilumine por dentro. Es como si alguien hubiera encendido la luz y, de repente, la vida volviera a ser cálida, jugosa, auténtica. El cero de ayer se convierte en cien, el cansancio se evapora e incluso el ritmo del corazón suena más alegre que antes.

Esta sensación es como un baile con el cielo: un poco de merengue, un poco de oración. Cuando todo a tu alrededor palpita de alegría, como si el sol mismo hubiera decidido tocar un acorde al tono de tu alma.