Joya - Radio

Como si el cosmos hubiera decidido recordar el calor. Todo fluye: los sonidos, la respiración, las fronteras entre los sueños y la realidad. En algún lugar entre las estrellas, un hombre sentado en una seta observa cómo se abre una flor y de repente reconoce en ella a un viejo amigo, no de su memoria, sino de ese mundo infantil donde los milagros no necesitan pruebas.

La música parece fundirse al sol: lenta, viscosa, casi imperceptible, pero al mismo tiempo llenando todo a su alrededor de una extraña ternura. No es un calor del que hay que esconderse, sino uno en el que uno puede disolverse por completo, simplemente permitiéndose no tener prisa y volver a sentir cómo la vida despierta en su interior.