Family First

Hay algo en este sonido que recuerda a una mañana de domingo, cuando el sol ilumina suavemente las viejas fotografías y alguien ya está poniendo la tetera en la cocina. No se trata de una felicidad ostentosa, sino de ese «nosotros» silencioso que se mantiene incluso cuando todo lo demás se desmorona. Se trata de los familiares con los que a veces es difícil convivir, pero sin los cuales el aire parece vacío.

La voz aquí es como un abrazo: un poco cansada, un poco áspera, pero tan cálida que te hace creer que, mientras haya alguien a quien llamar y decirle «aguanta», el mundo no se ha vuelto completamente loco. Y aunque duela, aunque cada uno se haya roto y reparado a su manera, da igual: juntos. La familia es como una vieja canción: al principio parece sencilla, pero de repente te das cuenta de que es lo que te mantiene con los pies en la tierra.