Ramo Buchón

El amor aquí es como un macho con chaqueta de cuero: ruidoso, generoso y con un ligero olor a gasolina. Las flores no son de supermercado, sino un ramo buchón, para que los vecinos sepan quién es el rey del romanticismo. Las palabras son sencillas, pero tienen una extraña calidez: parecen hablar de Dior, Cheyenne y PlayStation, pero entre líneas hablan del deseo de ser necesario, aunque sea con la sombra del pasado y una reputación un poco dudosa. En este cortejo no hay sutileza, pero sí hay honestidad, esa en la que «no temas, estoy aquí» suena más fuerte que cualquier serenata. Y quizá sea ahí donde se esconde la verdadera ternura: bajo el capó de la camioneta y el sonido de los instrumentos de metal en la noche.