Wo Oh (with Yandel)

Huele a humo, sudor y algo dulce, tal vez ron, tal vez su perfume, que se ha desvanecido, pero aún permanece en la piel. Las luces parpadean, los bajos te sacuden las costillas y parece que el mundo se reduce a la línea de sus caderas, que se mueven al ritmo de la música. Todo lo demás es solo ruido, decorados innecesarios para la obra titulada «atracción mutua después de medianoche».

Aquí no hay lugar para la ternura, solo el entusiasmo, el interés depredador y la chispa que enciende las copas y las miradas. Todo sucede demasiado rápido, demasiado fuerte, demasiado vivo como para pensar en las consecuencias. En este baile no se busca la verdad, se sustituye por el cuerpo, el ritmo y el instante, que nadie ha prometido prolongar hasta la mañana.