Unforgettable

La trampa de la fiesta: donde la música es más fuerte que los pensamientos y el alcohol parece borrar los contornos de la realidad. El aire está impregnado del aroma de perfumes ajenos, de luces que parpadean constantemente, como si estuvieran nerviosas. Ella baila, no por alguien, sino simplemente para no pensar. Él observa, no por interés, sino para olvidarse de sí mismo. Todo es bonito, pero de alguna manera excesivo: sonrisas automáticas, movimientos memorizados, conversaciones que no llevan a nada.

Y entonces, un momento de atracción. Una mirada casual, un poco más larga de lo necesario. Y todo lo que antes no importaba, de repente se vuelve intenso, como un destello en la oscuridad. En este ritmo no hay lugar para la moral ni los planes de futuro, solo la honestidad corporal, solo el «aquí y ahora». Porque a veces lo único que salva de la soledad es bailar al límite de lo permitido, hasta que amanezca y vuelva a ser incómodo ser uno mismo.