Descripción
Como un diario adolescente, escrito no con lápiz, sino con luz de neón y pastillas. Aquí no hay lugar para una vida adulta tranquila, solo cadenas, apodos, humo y el deseo de desaparecer con estilo. Cada palabra suena como un grito desde la penumbra de un club, donde demasiado pronto se descubrió el sabor de la inmortalidad y demasiado pronto se empezó a hablar de la muerte.
En este ritmo hay bravuconería y fragilidad. Hay 18 años que se quieren vivir de una vez, mientras brillan los ojos y arden las cadenas. La dulce melancolía, mezclada con la agresividad, convierte la grosera jerga callejera en una confesión. La canción parece mantenerse en una delgada línea: entre la eterna juventud como mito y el eterno cansancio como realidad.
Letra y traducción
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