倍倍FIGHT!

Es como si el despertador de la vida sonara a todo volumen y dijera: «¡Vamos, levántate y vive!», y ya no hay forma de escapar. Todo a tu alrededor rebosa energía, incluso el desánimo no aguanta el ritmo y se marcha dando un portazo. No se trata de una motivación eterna con grandilocuencia, sino de la fuerza más simple: cuando te caes, maldices, luego te limpias el polvo de las rodillas y sigues adelante, porque «¿por qué no?».

Cada «adiós» suena como un pequeño «bueno, vale» al mundo, que a veces es demasiado ruidoso, demasiado complicado, demasiado exigente. Pero a cambio, en él se puede reír, equivocarse, amar, volver a intentarlo, y todo ello al ritmo de un alegre compás. La alegría aquí no es inventada, es real: cojea, tropieza, pero baila hasta el final.