Claw Marks

Huele a gasolina, tristeza y un poco de imprudencia. Es como estar parado de noche en una gasolinera: en un oído resuena la carretera vacía, en el otro, todo lo que no has podido olvidar. Esta canción no trata sobre la separación, sino sobre la costumbre de amar incluso cuando sabes que todo está condenado al fracaso.

Cada acorde parece susurrar: «Sí, otra vez fallé», pero en lugar de histerismos, hay una aceptación tranquila, un poco de terquedad y una extraña calidez que queda después de las pérdidas. Aquí no da vergüenza perder, sobre todo si la derrota suena tan bien.