Make Me Forget

Parece como si un montón de preocupaciones se hubieran atascado en el pecho, e incluso respirar cuesta trabajo. Pero la música sugiere suavemente dejar las preocupaciones para mañana, que entonces habrá tiempo para llorar y analizar, y que hoy podemos dejarnos llevar por el ritmo, dejar que el cuerpo y el corazón descansen.

En cada repetición no se oye desesperación, sino un intento de tomar un respiro, de ganar un par de horas de libertad frente a los propios pensamientos. La noche se convierte en aliada: no promete soluciones, pero sabe regalar la ilusión de la ligereza, suficiente para creer, al menos por un momento, que todo no es tan malo.