Yalan

A veces, la verdad suena más fuerte que todos los gritos, especialmente cuando se ha intentado ocultarla durante mucho tiempo bajo capas de bonitas promesas. Aquí todo es sencillo y dolorosamente sincero: el amor resultó ser una obra de teatro y los sentimientos, un decorado que se desmoronó tras el último acorde. Y ahora, entre el humo y los escombros, resuena una sola palabra: «yalan».

En cada línea hay una venganza por la ingenuidad, por las noches de insomnio, por la fe en personas que no merecían ni una sola línea. No es una queja, sino una descarga: con un ligero sarcasmo, con pasión y un ritmo obstinado que ya no pide, sino que exhala. Porque, por extraño que parezca, lo que queda de la mentira no es el vacío, sino un espacio. Para nuevas palabras, nuevos sonidos y una nueva verdad, sin brillo, pero auténtica.