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Descripción
En esta canción todo huele a sal marina y vino caliente en una taza de plástico, de esos que se beben en un banco junto a la orilla, mientras el tiempo pasa lentamente y el pasado aún te sostiene de la mano. Se trata de esa extraña dulzura en la que incluso los recuerdos más dolorosos quieres repetirlos, solo para volver a sentirlos vivos.
A través de las líneas se vislumbra el ritual del eterno «segundo lugar»: ser necesario a medias, amado a medias, fuerte a medias. Pero aquí no hay lástima, solo una aceptación cansada. Una melancolía sutil, casi transparente, suena al ritmo de la marea, que vuelve una y otra vez, incluso cuando uno ya está cansado de ella. Se trata de cómo es posible permanecer bajo las huellas ajenas y seguir susurrando «túmbame de nuevo», sabiendo que ya no hay vuelta atrás.
Letra y traducción
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