Descripción
La luz de la calle de neón se refleja en la pantalla del teléfono, y en su interior hay fotos atrapadas en las que todavía aparecen dos personas y risas sin filtros. Las palabras parecen deslizarse por los labios, mezclándose con el ritmo: disculpas, fragmentos de recuerdos, un obstinado «como antes» y la costumbre de aferrarse al pasado común, incluso cuando ya se está desvaneciendo.
Aquí el dolor no es fuerte, es como una llovizna después de una pelea, como el segundero que tiembla mientras lo miras. La música suena como un paseo nocturno en soledad, cuando el orgullo calienta y las manos se extienden hacia los mismos, los únicos. En este ritmo no se escucha la derrota, sino un intento cálido y ridículamente honesto de conservar lo que parecía eterno.
Letra y traducción
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