Enchanté

Desde el primer acorde se percibe una gran seguridad en sí misma, tal que se podría servir en bandeja y aún así sería insuficiente. El irónico «Hallo, ich bin Sosa» suena como una tarjeta de presentación que se promociona a sí misma, y luego sigue un cóctel de «chérie coco» francés con «attention» alemán y un repentino toque de chic latino.

La música se mueve con facilidad, como si la pista de baile aún estuviera vacía, pero alguien ya hubiera decidido proclamarse su dueño. En cada línea hay coqueteo, amenaza, broma, como si el rap fuera una fiesta en la que el DJ es a la vez bodyguard y rompecorazones.

Y todo ello con una sonrisa, un poco descarada, pero encantadora. Como si nadie discutiera: si alguien se parece a Beyoncé, la noche le pertenecerá.