Whiplash

Como el flash de una cámara en una habitación oscura: repentino, deslumbrante, que deja destellos blancos ante los ojos durante mucho tiempo. Todo en esta canción se basa en el efecto de «una sola mirada»: basta un segundo para que el aire se vuelva más denso, la música más fuerte y el corazón más rápido. Aquí no hay lugar para pausas ni dudas, solo el ritmo infinito de «whip, whip, flash», como si la noche misma hubiera decidido organizar una discoteca de luces y movimientos.

Suena como la banda sonora de un momento en el que la atención es atraída como un imán: todo lo que te rodea deja de ser importante, solo queda el escenario, la luz brillante y la sensación de que en ese mismo instante se está haciendo historia. Hay mucho ruido, poco sentido, pero es precisamente en este ligero caos donde reside el principal placer: cuando la música y los destellos se funden en uno y la noche se convierte en inolvidable.