Don’t Do Too Much

Una confianza rotunda, presentada con una sonrisa y un par de pullas dirigidas a quienes intentan imitarla. Aquí, cada línea suena como un paso en la pasarela: «mirad, pero no podréis imitarlo». Un ligero desafío al mundo: ser brillante, sexy, incontenible, y al mismo tiempo hacer «demasiado», pero de forma que parezca natural.

El ritmo transmite la energía de una fiesta en la que la atención siempre está en el centro y los envidiosos quedan en segundo plano. La música suena atrevida, como si la autoestima estuviera ligada a la línea del bajo: cuanto más fuerte es el ritmo, más seguro se vuelve el estado de ánimo. Y ya no se sabe si el calor es del club o simplemente del carisma que emana de los altavoces.