FAVORiTE

Dulce, pegajoso como el caramelo al sol, este ritmo parece haber sido creado especialmente para que los pies encuentren la pista de baile y las palabras se encuentren entre sí. Aquí no se trata de romanticismo con manteles blancos, sino de chispas que salen disparadas de las copas y los cuerpos, mientras todo se mezcla: el humo, la música, las voces. La sensación de que la noche en la discoteca se ha convertido en un pequeño universo personal, donde nadie pregunta los nombres y «favorito» no es un estatus, sino una sensación en la piel.

Los ritmos son pesados, como el calor después de la lluvia, las frases son un poco atrevidas, como las miradas casuales en la barra del bar. Y hay una honestidad en ello: el pulso, el deseo, el juego al límite de lo decente, que de repente parece la vida real, sin filtros, sin palabras decentes, solo luz, sudor y un ritmo que no te deja escapar.