На сердце

Aquí, el tono menor no suena como tristeza, sino como las luces de la ciudad por la noche: una luz suave que hace que todo a su alrededor parezca un poco cinematográfico. El corazón parece estar lleno de vino: no es el alcohol lo que embriaga, sino la mera presencia al lado, cuando la cabeza da vueltas e incluso el hielo se derrite obedientemente.

Las palabras fluyen con facilidad, como una conversación casual en el asiento trasero de un coche con música que retumba a través de las puertas. El amor se muestra como una pandilla: ruidosa, atrevida, pero propia, aquella con la que no da miedo ni siquiera perder el suelo bajo los pies. Y todo esto se convierte en la banda sonora de un momento en el que la vida de repente se convierte en la vida loca, pero sin escándalos.