Descripción
Las baladas a veces suenan como cartas de despedida escritas no con un bolígrafo, sino con la voz. Aquí es uno de esos casos en los que las palabras sobre «el final del espectáculo» suenan casi oficiales, pero a ellas se suma un hilo de esperanza obstinada: ¿quizás otro intento, otro acorde?
En la canción hay mucho aire entre las líneas, pausas en las que caben el resentimiento, la ternura y los recuerdos de tiempos en los que todo era más brillante. Lo curioso es que incluso la despedida se presenta como un número teatral: con aplausos, focos y un poco de maquillaje corrido.
Y, sin embargo, lo que más llama la atención no es el drama, sino la cálida obstinación. Como si alguien te cogiera de la mano y te pidiera: «No me sueltes todavía. Déjame tocar al menos esta canción hasta el final».
Letra y traducción
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