XOXO

¿Es un pecado volver a donde todo parece haber terminado? Parece que sí. Pero la música sugiere lo contrario: las puertas están solo medio cerradas y la mano se extiende hacia la manija familiar. Aquí se trata de esa extraña sensación de que la separación ha ocurrido, pero no se ha logrado distanciarse. Los recuerdos resonantes irrumpen al compás, como el olor de una camiseta vieja o la luz de los faros en una carretera nocturna, como si el corazón conociera la contraseña de las cicatrices ajenas.

Una ligera neblina alcohólica, besos tardíos y el conocimiento preciso de los tatuajes ajenos incluso en la oscuridad. Todo esto parece que no debería ser así, pero resulta tremendamente natural. Porque algunas conexiones no se borran ni con el tiempo ni con las palabras «hemos terminado». Simplemente esperan el momento en que vuelva a sonar la música y quede claro que bailar solo no va a funcionar.