Descripción
Los aplausos y la música se entremezclan como si la vida misma hubiera organizado un concierto en la cocina: ruidoso, confuso, pero por alguna razón agradable. Primero suena una confesión de error, que encaja perfectamente en la categoría de «clásico del género»: cuando todo se derrumba, sigues siendo tú el culpable. Luego, una suave transición al caos de imágenes: rosas, sol, caminos ajenos y unas reglas que, de todos modos, nadie va a cumplir.
En esta canción no hay ningún deseo de parecer seria, sino que trata más bien de lo ridículas y extrañas que pueden sonar las excusas cuando se acompañan de ritmos y aplausos. El resultado es a la vez irónico y un poco conmovedor: como si la vida hubiera decidido volver a bromear y la música le hubiera seguido el juego.
Letra y traducción
Esta canción es instrumental.