Brazil

Parece como si la ciudad se hubiera estremecido un poco, ya sea por el bajo o por la seguridad con la que se pronuncian aquí las palabras. El aire se llena del aroma del desafío y del poder femenino al máximo: no «cariño», no «niña», sino una tormenta en acrílico y pantalones de cuero, que no ha venido a pedir un lugar, sino a ocuparlo.

Aquí cada rima es una garra, cada estrofa es un golpe al ego de alguien. Pero detrás de la audacia hay un frío cálculo y una ironía infalible: todos los que intentaron menospreciarla ahora aprenden modales de ella. El mundo del rap masculino perdió ligeramente el equilibrio cuando ella entró en él: ruidosa, brillante, con su característico «Brazil» en el ritmo y una mirada que incluso hace sonrojar al micrófono.