2022

Parece que, en algún lugar entre los años y los sueños perdidos, se ha borrado la frontera entre «nosotros» y «yo». Todo lo que antes era vivo y sonoro, ahora suena sordo, como si viniera de debajo de la tierra. Esta canción es como la sensación que se tiene cuando te miras al espejo y no reconoces tu reflejo: parece un rostro familiar, pero la mirada ya no es la tuya. El aire huele a pasado, en las venas late el «te quiero» de alguien ajeno, y el cuerpo aún lo recuerda, aunque la mente lo haya olvidado hace tiempo.

Aquí el frío no se refiere al clima, sino a la soledad, que se ha convertido en un fondo habitual. Cuando ni siquiera el dolor corta, sino que simplemente suena como la baja frecuencia de una radio vieja. Y, sin embargo, en esta oscuridad hay una extraña belleza, como en las flores marchitas o en una vieja fotografía, donde no sabes a quién compadecer más: a la que se fue o a la que se quedó.