Guestlist (feat. SACHA)

En el aire flota el dulce aroma de los altavoces sobrecalentados y los perfumes ajenos, como si la noche misma hubiera decidido organizar una fiesta e invitado a todos los que no saben marcharse a tiempo. La música te golpea el pecho, la luz te ciega los ojos y los pensamientos se evaporan entre el humo y el champán. Hace tiempo que todo ha traspasado los límites de la decencia y el sentido común, pero ahí está precisamente el placer: en el momento en que el tiempo pierde su forma y tú te disuelves en los bajos, en los reflejos, en tu propio reflejo en la barra del bar.

Y aunque mañana sea un día difícil, ahora es una fiesta de libertinaje interior. Cuando parece que el mundo gira un poco a tu alrededor y tú eres su eje. El pulso coincide con el ritmo de la pista, los ojos captan las miradas, los labios sonríen inconscientemente. Solo la noche, solo las luces, solo el estado de «way too high» (demasiado alto) y no se necesita nada más para sentirse infinito.