Cette Soirée Là

Desde que el bajo aprendió a destrozar los muebles, las fiestas ya no son lo mismo. El aire vibra, las copas tintinean y alguien en un rincón finge que solo ha venido «un momento». Pero aquí todo es clásico: un par de frases en francés, un poco de fanfarronería, un poco de ironía, y la sala ya está hirviendo como el champán en una bañera caliente.

La música no pide atención, la reclama. El ritmo recorre el cuerpo como un buen cumplido: ligeramente descarado, pero tremendamente agradable. Aquí no se baila, aquí se cometen pequeñas locuras con una expresión facial de «no sé nada, es todo el bajo». Y, sinceramente, no hace falta otro guion.