ALIEN

Huele a humo, a velocidad y a hormigón vespertino. Cada palabra vuela, como si fuera arrojada por la ventana de un Ferrari a toda velocidad, descaradamente, con un sonido metálico y con el ronquido del escape. En ella hay un brillo obstinado de lealtad callejera y una silenciosa añoranza por los que se quedaron "en el bar". Todo es demasiado real para ser normal y demasiado loco para no creer. Es como una leyenda urbana que discute, se reconcilia y aún así regresa. Una mezcla explosiva de bravuconería y afecto, donde el amor suena como la banda sonora de una carrera nocturna. Y aunque el tiempo avance diez años, la sensación de velocidad y felicidad peligrosa no envejece.