Days Are Numbered

La carretera retumba bajo las ruedas, y la guitarra de seis cuerdas en las manos se convierte en la única constante, amiga y maldición a la vez. Aquí cada amanecer se parece a un atardecer, porque el tiempo se ha mezclado en un largo «ahora o nunca» itinerante. En la canción hay olor a whisky para dar valor, llamadas telefónicas que terminan en lágrimas al otro lado de la línea y asfalto que «golpea el trasero», pero que aún así atrae a seguir adelante.

Suena como la confesión de un nómada de la escena: el cansancio no se puede ocultar, pero el impulso es más fuerte. Sí, los días están contados, las noches se alargan, pero el nombre resuena y mil personas esperan a que vuelvan a subir el volumen al máximo.