sweet coraline

Un encuentro bajo la lluvia, un rescate desde un taxi, y de repente, como una escena de película, solo que la protagonista es grosera, confusa y demasiado llamativa como para pasar desapercibida. Aquí hay risas a través de la ira y embriaguez, en la que el mundo se desintegra en varias versiones de un mismo «yo». Todo suena como un juego al límite: el hilo se mantiene, pero está a punto de romperse. Y en esta extraña danza de resentimientos y enamoramiento queda la sensación: la noche es ruidosa, los zapatos están mojados, y por dentro ya madura la despedida, que uno quiere pronunciar con una sonrisa.