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Descripción
Cuando el romanticismo deja de ser algo de película y se convierte en la comodidad de las pequeñas cosas cotidianas: una botella de tu bebida favorita comprada a tiempo, una cita a las once menos cuarto sin retrasos, conocer los hábitos de los demás mejor que los propios.
Y en ese momento surge una extraña perplejidad: ¿por qué tengo tanta suerte? Porque todo esto no suena como una gran declaración de amor, sino como un milagro silencioso, casi cotidiano: ser tan necesario que incluso la camisa te queda menos ajustada que ese sentimiento de «tú eres mi persona».
Letra y traducción
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