Ночной дозор (Uma2rman Звёзды считают нас)

El disco rojo del sol se pone tras el horizonte, como si alguien hubiera arrancado el último trazo cálido del cuadro del día. La ciudad se viste de luto, la oscuridad se condensa en las esquinas y, en algún lugar, la sangre, la guerra, el bien y el mal se entremezclan en una maraña infinita. Suena pesado, sombrío, pero en esa pesadez hay una belleza propia: las grietas del mundo brillan como vetas, e incluso si todo se derrumba por la mitad, la noche sabe llevar hasta el amanecer. La música es tal que parece que el aire mismo vibra: denso, oscuro, pero con la promesa de que la mañana se encenderá de todos modos.