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Descripción
Los encuentros fugaces siempre dejan algo más de lo necesario: una mirada inconclusa, una palabra no dicha, el sabor de los labios ajenos, que luego se convierte en reproche. En este ritmo, la mañana no es momento para el café, sino una señal para huir, porque el amanecer es capaz de sacar a la luz todo lo que durante el día daría vergüenza reconocer. Y ninguna carta fortuita ni ningún ramo de flores lamentable podrán ocultar el frío que queda después.
Autora del texto: Agnieszka Osińska
Compositor: Severin Krajewski.
Letra y traducción
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