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Cuando la mente está confusa y el corazón parece latir con dificultad, solo quieres pulsar «pausa» y quedarte en silencio un rato. La mañana comienza con un ángel y termina con los colmillos de alguien, en una mezcla de sudor, sangre y una ligera paranoia. Todo está un poco desgastado, como una camiseta vieja de un festival, en la que ya no recuerdas si lloraste con ella o simplemente estabas demasiado borracho. Esta es una canción para aquellos que pensaban que ya se habían acostumbrado al infierno interior, pero se sorprendieron de nuevo por lo ruidoso que es. Triste, sombría, honesta. Y al mismo tiempo con un desafío adolescente al mundo: «Puede que me esté desmoronando, pero aún puedo correr».