Descripción
Hay canciones que suenan como la sonrisa de un transeúnte sin motivo. O como una anciana en la entrada de un edificio que de repente dice: «Eres bueno, se nota». No porque lo sepa, sino porque lo cree. Esta canción es como si la fe en la humanidad fuera a una discoteca y pidiera un cóctel brillante. Brilla desde dentro. Sin pretensiones, sin misiones de rescate, simplemente con la sensación de que hay algo bueno en cada uno, incluso si por fuera todo es negro y dice «no te acerques». Hay mucha «gente buena» en él, sí. Tanta que empiezas a fijarte en las caras de la gente en el autobús e incluso a creer un poco que quizá el mundo no se ha vuelto loco. O al menos no del todo.
Letra y traducción
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